Cómo funcionan las marchas de un coche. Cuáles tienen más fuerza

 06/09/2022

¿Qué velocidades o marchas dan más fuerza al vehículo?

Conocer cómo funcionan las marchas de un coche y cuáles te dan más o menos fuerza te va a resultar muy útil como conductor, puesto que te ayuda a llevar el control del coche y a utilizarlo de manera óptima.

Además de ahorrar en combustible, garantiza un menor desgaste por uso indebido y a la larga un ahorro considerable en el mantenimiento.

Tipos de cambios en los vehículos

Según el vehículo que conduzcas, te encontrarás con que el fabricante ha elegido una caja de cambios diferente. Se pueden agrupar en 2 grandes grupos: los cambios manuales y los automáticos.

La mayor diferencia entre ellos es si necesitan o no la intervención del conductor del vehículo. Pero en ambos casos, si vas circulando y tienes que subir un tramo ascendente, el coche o furgoneta necesitará adecuar la marcha para vencer la resistencia de la pendiente y no quedarse parado.

En los cambios manuales, encontrarás que hay 5 velocidades en el sentido de la marcha. Aunque algunos modelos más potentes tienen hasta sexta marcha. En este caso es el conductor el que tiene que estar pendiente de si cambia de marcha o no, para mantener la velocidad deseada.

Sin embargo, con los cambios automáticos, como los que llevan los coches híbridos o eléctricos, es el sistema electrónico el que va cambiando las marchas sin que el conductor tenga que intervenir. Es muy cómodo y está programado para reducir las marchas o subirlas según las necesidades de la velocidad y la inclinación del firme.

Cuántas marchas puede tener un coche y cuáles son las más fuertes

Como ya se ha mencionado, encontrarás cajas de cambio con 5 velocidades o incluso 6.

Las de menor número (del 1 al 3) son las que más fuerza tienen. También se las conoce como marchas cortas y se utilizan a baja velocidad.

Las marchas largas (del 4 al 6) tienen menor fuerza, pero son las que menos consumen a altas velocidades.

En realidad, lo que representa la fuerza es la oposición a la fricción. Los vehículos, debido a su enorme peso y a la resistencia que ofrece el rozamiento del asfalto con las ruedas, necesitan empuje para mantenerse en movimiento.

Por poner un ejemplo sencillo, cuando un coche está parado hace falta mucha fuerza para mover toda su masa y para ello hay que poner la primera marcha. Una vez va ganando velocidad, la resistencia es menor gracias a que hay una inercia y, por lo tanto, se pueden ir metiendo poco a poco la segunda y tercera marchas.

Una vez que el vehículo está en una carretera nacional, autovía o autopista, las velocidades que necesita son la cuarta, quinta y sexta (si la tiene).

Cuándo cambiar de marcha

Si tu vehículo lleva una caja de cambios automática, ya hemos comentado que no necesitas ni siquiera pensar en ello. Notarás que baja de marcha en las pendientes de subida a un puerto, para mantener la velocidad que tú marques con el pedal del acelerador.

De manera similar, en las bajadas y pendientes pronunciadas, reducirá la marcha para que trabaje el freno motor y que no tengas que abusar del pedal del freno y evitar el desgaste y el efecto fading.

Sin embargo, cuando el cambio de marchas es manual, la decisión y saber encontrar el momento ideal para hacer el cambio recae sobre el conductor. De su pericia dependerá también la duración de las piezas y evitar el desgaste prematuro por forzar los cambios.

El mejor momento para cambiar la marcha del vehículo dependerá de varios factores: la velocidad que lleve y la inclinación de la carretera.

Lógicamente, a mayor inclinación, más fuerza vas a necesitar, y, por lo tanto, marchas más cortas. Lo ideal en los coches de gasolina es subir de marcha cuando las revoluciones por minuto estén próximos a las 3000 vueltas. Por encima de eso, notarás que el motor ruge más, pero que tampoco ganas velocidad.

Si tu vehículo es diésel, se tiene que revolucionar aún menos (hasta los 2000 o 2500 rpm) antes de subir de marcha.

Para saber cuándo tienes que poner marchas más cortas también es muy sencillo. Al decelerar o frenar el coche no uses solo el pedal del freno: bajas la marcha y tienes que notar que el freno motor hace su trabajo. Si se te revoluciona mucho el tacómetro, es que no frenaste lo suficiente antes de hacer el cambio.

Por último, en las pendientes prolongadas de subida, si notas que el coche pierde fuerza, no tiene sentido que pises a fondo el acelerador. Es mejor que reduzcas a cuarta y que recupere el empuje antes de volver a meter la quinta.

En realidad es algo a lo que te acostumbrarás enseguida y salvo cuando cambies tu vehículo por uno nuevo, le cogerás enseguida el tacto a los pedales y los cambios.

Lo que sí es importante es que no hagas trabajar al motor a altas revoluciones cuando no es necesario. Trata de encontrar siempre un equilibrio entre velocidad y fuerza y evitarás daños y desgastes en piezas que pueden resultar muy caras su reemplazo.

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