Los amortiguadores aportan seguridad y confort durante la conducción, ya que se encargan de absorber las irregularidades del terreno mediante la compresión de sus muelles, aumentando así el confort. Tambien son capaces de ejercer la misma presión que reciben del coche para plantar el mismo al suelo, lo que favorece el agarre del neumático al terreno. Gracias a todo esto, se mejora la estabilidad del coche en diferentes situaciones adversas que podemos encontrarnos a la hora de conducir, como puede ser una frenada brusca, cambios de rasante, entrada en curva, etc.
Los amortiguadores más utilizados en la actualidad son amortiguadores hidráulicos (o de aceite) y amortiguadores de gas, cada uno influye de manera diferente en el comportamiento del coche y reporta distintas experiencias de conducción. Cada uno tiene sus ventajas y desventajas. A continuación les mostraremos cuales son las principales diferencias observadas.
Las experiencias de conducción asociadas a los diferentes amortiguadores
- Cavitación: En los amortiguadores de aceite, cuando se produce un aumento del fluido y llega al punto de ebullición, se generan burbujas de aire alrededor del pistón que disminuyen su eficiencia. En los amortiguadores de gas este efecto no se elimina completamente ya que también contienen aceite, pero al tener gas nitrógeno el fluido regresa a las cámaras más rápido, disminuyendo la generación de burbujas y mejorado su eficiencia.
- Estabilidad: Los amortiguadores de gas brindan una mayor estabilidad al coche, sobre todo al conducir por curvas muy cerradas a altas velocidades ya que mejoran el agarre de los neumáticos e impiden que el vehículo se incline demasiado. De hecho, estos amortiguadores son ideales para conducir por terrenos muy irregulares ya que corrigen con mayor rapidez las oscilaciones del coche. Además, al ser más rígidos permiten controlar mejor la dirección.
- Firmeza y/o balanceo: Los amortiguadores hidráulicos tienen dos cámaras llenas de aire, a las cuales va entrando el aceite mediante una válvula reguladora. La gran ventaja de estos amortiguadores es que no son tan rígidos, por lo que cuando el coche entra de lleno en un bache, absorben mejor el impacto y el golpe prácticamente no se percibe. Al contrario, con unos amortiguadores de gas sentirás mucho más el golpe ya que no se produce ese ligero balanceo.
- Vida útil: Los amortiguadores de gas suelen ser más duraderos ya que al contener gas nitrógeno trabajan a temperaturas más bajas, lo cual implica que el calor degrada menos el aceite.
En resumen, ambos amortiguadores son buenos y validos para cualquier tipo de vehículo. Pero según tu estilo de conducción, vehículo que lleves o qué buscas conseguir con tu coche, se recomiendan unos u otros. Mientras que los amortiguadores de gas nos dan una sensación más deportiva, ya que ofrecen al conductor una suspensión más dura, más rígida en conducción pero que permite a los neumáticos un mayor agarre, una amortiguación hidráulica aporta una suspensión que se vuelve más suave, más convencional y menos racing. Esto hará que tu conducción sea más segura.